Bostezo había crecido escuchando
las historias que narraban lo maravilloso que era ser un aprendiz de niño. En Mirada
Uno, el planeta del que provenía Bostezo, era un honor inmenso ser discípulo de
un pequeño cachorro humano. Un
primo tercero de Bostezo, el joven
Gunter, llevaba ya más de dos años mirando y remirando el mundo con su propia
maestra diminuta. Siempre que Bostezo recibía carta de Gunter , salía disparado
a buscar su calcetín de la nostalgia para ajustárselo en la cabeza y dejar claro
que no quería que nada ni nadie interrumpiese su lectura. En ocasiones, Gunter
describía vivencias tan increíbles, que a Bostezo terminaban temblándole las
orejas por la emoción…
La futura maestra de
Bostezo, Arya, está a punto de aparecer en el mundo. Tan pequeñita, tan sabia,
tan preparada para la sorpresa de vivir…
Bostezo, mientras tanto, repasa
nervioso el protocolo de bienvenida: Ser
blandito, escuchar con atención, mirar
y remirar, grabar copia de seguridad de cada instante junto a ella en su
memoria interna, vivir despacito…quererla quererla y quererla. Ah! Y no armar demasiado alboroto repasando las
novedades del día cuando llegue la hora de dormir shhhhhhh